sábado, 15 de enero de 2011

La responsabilidad de declarar una guerra


La presidenta estatal del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Fabiola Alanís Sámano, consideró que no hay mejor guerra que la que se declara contra la pobreza.



“El teatro de operaciones debe estar diseñando estrategias para erradicar el hambre, el latifundio, el acaparamiento de alimentos. Los tanques más efectivos, no son los que arrojan municiones, si no los del pensamiento”.



Declarar una guerra, dijo la dirigente perredista, siempre es un acto irresponsable si no existe una planeación, prospectiva y una mediación de cuál será el coste de la misma. Declarar una guerra además, significa destrucción, el uso de las armas es eminentemente destructivo, la violencia genera violencia.



Aseguró que es por medio de la revolución y la democracia que se construyen tácticas a favor de los que más necesitan, para subir los niveles de vida; no con tácticas guerreristas que arrojan: sangre, miedo, muerte, desigualdad, deterioro de la vida cotidiana.



“La guerra contra el hambre es parte insoslayable del proceso de izquierda que durante 9 años se ha construido en Michoacán, ahora debemos apuntar a construir la Seguridad Alimentaria y la Soberanía Alimentaria, para que los habitantes puedan ejercer plenamente su Derecho a la Alimentación, fundamento esencial de una vida digna y de la superación de la pobreza. El enemigo es el hambre y la pobreza, no los seres humanos”, reiteró.

Mencionó que en Michoacán existen las tierras fértiles, las fuentes de agua dulce, los mares, la diversidad de climas, dinero para invertir y las manos para la producción. Los hombres y mujeres podrían regionalizar su productividad, hacer crecer su comunidad, ser útiles y llevar una vida digna en su territorio, sin necesidad de partir al extranjero y dejar sus mejores años fuera de la patria, lejos de la suya, sin llevarse o dejar abandonados a sus hijos y su patrimonio.



Refirió que la abundancia con la que contamos los mexicanos no ha derivado en el desarrollo agrícola ni en la elevación de la calidad de vida de los mexicanos. “Las cifras de pobreza alcanzadas hasta el 2010 son ofensivas, también lo son las cifras de importación de productos agropecuarios. Nuestros brazos trabajadores están fuera y nosotros consumimos lo que se compra en el extranjero a precios estratosféricos cuando podríamos consumir los propios y construir un desarrollo pleno”, concluyó.

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